FIBRÓLISIS INSTRUMENTAL MIOFASCIAL
Técnica destinada a eliminar las algias, en este caso las de origen mecánico, favoreciendo la eliminación de adherencias musculares. Es una técnica altamente eficaz.
Es posible que en algún momento haya oído a alguien hablar de que el fisioterapeuta ha empleado unos ganchos en su tratamiento. Se trata de la técnica «Fibrolisis Instrumental Miofascial» que consiste en dar libertad de movimiento a estructuras miofasciales que la habían perdido. Se realiza un abordaje manual e instrumental a la vez, para poder llegar y liberar los tabiques o interaponeuróticos y mioaponeuróticos.
Mediante estos ganchos de diferentes curvaturas y espátula aplanada, se aplica a través de la piel determinadas técnicas, con las cuales conseguimos liberar todas las adherencias que se pueden formar entre diferentes estructuras (músculos, tendones, ligamentos…), actuando sobre la fascia1. De esta manera llegamos a planos profundos a los cuales nuestros dedos no podrían llegar.
Como consecuencia de la mejora del deslizamiento entre tejidos, conseguiremos un óptimo trabajo de músculos, tendones, ligamentos etc., que no tendrán ningún tipo de restricción que les impida hacer su función de contracción, sostén, estabilidad, además de conseguir una mejora de la circulación y el trofismo de la zona, favoreciendo la llegada de sustancias analgésicas y de reparación de las posibles lesiones existentes.
Técnica muy eficaz que se emplea con éxito en la práctica clínica
Es una técnica cada vez más utilizada por los fisioterapeutas. Por su eficacia y por complementarse con otros métodos y técnicas, se ha convertido en una buena herramienta de trabajo.
Se conoce su eficacia, sobre todo, en el mundo del deporte pero no por eso es una terapia exclusiva para deportistas. Los resultados son igual de satisfactorios en pacientes no deportistas.
A pesar del aspecto agresivo de los ganchos son totalmente soportables
Podremos tratar distintos tipos de lesiones con los ganchos, siempre y cuando consideremos que están influyendo adherencias de tejido: cicatrices, puntos gatillo miofasciales, tendinitis (siendo muy efectivo en el tendón de Aquíles), fascitis plantar, epicondilitis, cadera del corredor, contracturas musculares, condropatía rotuliana etc.